La periódica revisión dominical

BUNKER LITERARIO

Pauls, un objeto y el lector julio 6, 2009

 

No es el fondo ni la forma lo que resaltará aquí. Tampoco la tentación de visitar la historia, con la siempre presumida intención de descubrir algo que olvidamos. Tal vez sea sólo aproximarse. Realizar un acercamiento –un pulso, un tono, un ritmo- que no pretenda descifrar nada, sino sólo narrar el acercamiento, como una misión ineludible a la que se enfrenta todo escritor.

 
Hacer eso, pero que siempre parezca otra cosa. Escribir de la infancia, pero no nombrarla tanto; preferir los gestos, superman, triciclo, los comics que se leen mucho. Escribir sobre los años 70, pero casi ni nombrarlos; hacerle guiños, decir militares, La Moneda, doble vida, cantautores. Mencionar esa primera instrucción sentimental, pero anular la culpa, desinhibir responsabilidades.
 
Esperar, esquivar, hacer pausas.
 
Historia del Llanto (2007), libro del escritor argentino Alan Pauls (1959), es un texto que no escatima recursos para hacer patente su textualidad. Un objeto que se reconoce como tal y que, afecto a todo tipo de interpretación que subvierta su primaria condición, hace de su materia un camino interpretativo propio.
 
Alan Pauls advierte: el lenguaje está acá, esto está hecho de palabras que deben, de una u otra forma, sonar. Ruido. Pequeña canción subterránea que recorre el campo textual como si de un cuerpo se tratara. El autor argentino no olvida la condición de cuerpo, de extremidades, de interiores y exteriores, de nervios, músculos y fibras, y ubica la prosa como el mecanismo –único e irrepetible- encargado de transitar por los diferentes lugares haciendo lo único que sabe hacer: iluminar y ensombrecer las temáticas, los vicios, patentar la enfermedad de una letra que se sabe urgente.
 
Todo lo que no llora de un lado lo llora del otro. Es tan simple como eso (p.31)
 
Quien dice dolor dice secreto, dice doble vida. (p.61)
 
El autor compone. Utiliza la sintaxis a su favor, yuxtaponiendo oraciones, complementos y determinantes, para que el discurso dimensione su brutalidad. Operación consciente –qué duba cabe- pero operación que pretende desafiar el límite no sólo escritural, sino también el método de lectura. Frases que asfixian. Frases aceleradas, que dan cuenta de una respiración agónica.

 
La escritura exige una medida de lectura. Una respiración llevada al exhausto, pero lejana al arbitrio de una vanguardia histérica. Se trata de un esfuerzo necesario para llegar al sentido que completa. Como si no fuese posible alcanzar el significado sin pasar por la exigencia propuesta.
 
El manejo teórico de Pauls es evidente. Blanchot se hace presente en los márgenes, pero no como influencia que subordine, sino como una manera de hacer y hacerse en el texto. Diálogo necesario de una escritura que por una parte reconoce el mensaje sobre el que que quiere dar cuenta, pero por otra entiende que el acto escritural y de lectura es un mensaje en sí mismo. Y en esta operación donde la ficción se reconoce y comprende cuál es su objeto, aparece el mérito del autor, atrás, algo escondido, mediando entre el arrojo de la prosa que quiere irse sola, y la temática que debe contarse.
 
blanchot_levinas“Evoquemos el oscuro combate entre lenguaje y presencia, siempre perdido por ambos y, no obstante, ganado por la presencia no sea más que como presencia del lenguaje. En apariencia, la escritura sólo está ahí a fin de conservar. La escritura marca y deja marcas. Lo que le es confiado, permanece. Con ella comienza la historia bajo forma institucional del libro (…). La única relación que mantendría entonces la escritura con la presencia sería el sentido, relación de luz, relación, precisamente, que la exigencia de escribir tiende a romper no sometiéndose ya al signo. La derrota que la escritura pretende infligir a la presencia, haciendo de ella no ya la presencia sino la subsistencia o sustancia, es una derrota para sí misma. Desde este punto de vista, la escritura aliena la presencia (y se aliena)”. Blanchot M., El lenguaje (no) más allá p.61

 
Se observa el lenguaje como un personaje más, que impone su mundo, y, por la otra, los personajes del argumento. Una tensión pareja que acompaña la lectura de Historia del Llanto, pero que no se hace patente en el relato: es un asunto de grafía, de lectura, de cuerpo. Las señales no están en el acontecer del tiempo narrativo. Por el contrario, las huellas quedan cuando se lee, cuando se ausculta el ritmo de la prosa desde el afuera.
 
Sin embargo, hay algunas citas que, si quisiera, podría forzar. No para hacerlas calzar con el argumento, tan sólo para puntualizar cuándo el lenguaje se hace cargo de su condición de tal: “…transcurrido los años que las ruinas del pasado necesitan para apuntalar una ficción que siempre habla de otro…” p.68-69. Sí: toda ficción habla de su otro. Y su otro, no es más que aquello de lo que generalmente tiende a escapar. De lo que está hecho. De ese lazo de falsa independencia.

 
“Escribir marca y deja huellas, pero las huellas no dependen de la marca y, en último término, no tienen relación con ella. Las huellas no remiten al momento de la marca, carecen de origen, pero no de fin, hasta en la permanencia que parece perpetuarlas. Son huellas que, aunque se mezclan y se sustituyen, están ahí para siempre y para siempre cortadas de aquello de lo que son huella, y su único ser es la pluralidad, como si no hubiera una huella sino huellas, nunca las mismas, y siempre repetidas.” Blanchot M. El Paso (no) más allá p.85
 
Las obras se mueven en esa tensión. El lenguaje, como formador de realidades –de inquietudes y fobias-, y lo que se narra, lo que se cuenta, dependiente en un sentido material, pero liberado para significar. Historia del Llanto es ésa tensión y exige una lectura que no inhiba esos aspectos. Es una novela que se disfraza de cuento, aunque en el fondo sea el disfraz de un lenguaje imperfecto pero implacable.
 
 
R.S  

 

 

1 Responses to “Pauls, un objeto y el lector”

  1. […] que ha estado escribiendo sobre los 70’s y que comenzó con Historia del Llanto, libro que tan bien reseñó La periódica revisión dominical. En Radar Libros, siempre tan atentos con la literatura argentina, ha entrevistado a Pauls sobre su […]


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