La periódica revisión dominical

BUNKER LITERARIO

Variaciones Solari 1: Líneas Liminares octubre 8, 2009

Filed under: música — laperiodicarevisiondominical @ 8:55 am
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IndioBajo el mote de «obras conceptuales,» muy a menudo, no ubicamos más que un vago sentido secuencial. De esta manera, una saga nos resulta conceptual ya que la ausencia de una de las partes imposibilita la comprensión del todo. Por el contrario, lo conceptual de una obra implica una acción diferente: hace no impostergables, pero sí necesarias, las partes en función del todo.  Cuando hablamos de obra conceptual hablamos de iridiscencia, un todo capaz de cobrar diferentes formas según la manera en la que nos hacemos cargo de las partes. Lo que importa en todo caso es que en la misma obra se guarden dos principios básicos: un cierto sentido de la simetría entre cada una de las partes y que la obra contenga en sí misma las claves necesarias para forjar su propia «explicación.» Este, entiendo, es el caso de la poética que en los últimos treinta años ha llevado adelante el Indio Solari: un trabajo de una autosuficiencia tal que refugia en su propio núcleo las herramientas necesarias que lo harían comprensible y un tejido simbólico atento a forjar oposiciones entre todos sus componentes detentando una verdad última por siempre inverificable, sólo sentida por el escucha.
 
Hay una característica más o menos evidente para todo aquel que alguna vez haya leído algo en torno a Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota y más precisamente, al Indio Solari. Muy fácilmente –con una facilidad a veces vergonzante, a veces escandalosa- el escriba se apropia de los lugares comunes que los diversos medios han conformado con el correr de los años, o bien se esfuerza en una prosa de imposible sintonía con el universo poético de Solari. No es raro que de esa manera encontremos a mucho periodismo, más o menos iletrado, conmocionado más que por la poesía, por la efusión de taladrar con epígrafes rimbombantes que parafrasean canciones, haciéndose cargo de un background siempre tan limitado como aquel que puede ofrecer cualquier revista del género: Rolling Stone o Inrockuptibles. Pensemos en la facilidad y pensemos en lo fácil que se hace reproducir más o menos lo mismo que ya se dijo antes, con algunas modificaciones, con algunos comentarios de infaltable referencia personal. En suma, Solari ha forjado un campo de poderosa acción y con pocos músicos ha sucedido eso: no sólo genera un mundo poético de una retroalimentación permamente, sino que también, colateralmente, ha creado la forma en la que se debe escribir sobre él. Confiemos más en la primera de estas nociones, la más importante. La segunda bien puede ser un llamado de atención.
 
 Tantas veces tildado de críptico, el universo-Solari es, más bien, esquivamente referencial. Las referencias, en todo caso, en buena medida son intrínsecas a su propia poética. El problema siempre ha sido otro: querer entender, esa falencia que hace a tantos lectores. Me pregunto: ¿entender qué? Es una debilidad casi vulgar, pero el lector quiere entender la poesía, quiere extraer conclusiones inmediatas, Quiere, en último caso, Saber De Qué Habla, a Qué se Refiere, y Quiénes son los 33 orientales de la calle Treinta y Tres Orientales en el Once. El lector rara vez, deduzco, disfruta una lírica que no le esté dada de forma más o menos cotidiana, no tolera que jueguen con su buena fe. Querer entender siempre deviene un asunto personal, una resolución propia, y frente a la adversidad de no llegar a entender, lo frecuente es la comodidad de la deducción o bien, de la reducción: todas las canciones hablan de A, todas las canciones hablan de B.
 
 Dos sospechas que enturbian esta buena fe: la primera, toda lírica se encuentra en íntima relación con la música que la ampara de modo tal que las palabras no necesariamente dicen lo que quisieron decir en primera instancia, sino que dicen a partir de lo que la música les lleva a decir. Así, podemos darnos cuenta de que la elección de muchas palabras no es deliberada. Cualquier músico sabe que ajusta las palabras, las más cercanas a lo que quiso decir, a la extensión de una melodía, a un determinado ritmo musical. Y esto, sabemos, no sólo es propio de la música. Una de las contrariedades más oscuras y menos reveladas de la poesía es precisamente no poder decir ya que no hay lugar en el poema. Saber qué decir, cómo decirlo, pero tener que decirlo sólo en tres palabras, ya que la verdad del poema exige tres palabras y no seis. De ahí la imposibilidad de enunciar muchas veces, de ahí que se generen tantas y tan frecuentes simbologías que importen lo que la totalidad de esa misma enunciación. Dentro del símbolo, todo es posible. Irremediable debería ser jugar con él, y ostentoso y presuntuoso querer entenderlo.
 
 La segunda mención es de carácter extensivo. Una lírica no puede sino golpear después. No puede sino precisar un proceso de maceración, de acomodamiento. Una canción puede cuestionar lo mismo que una novela, que un poema, y su efecto siempre es posterior. El lugar en donde opera el arte es el futuro del mundo y del lector. Uno lee algo y lo asimila; dos o tres días después empieza a ver, a través de ese algo, que ese edificio tan perentorio para la intendencia está en realidad tapándome el sol. Si las canciones partieran de esa consigna de manera inmediata, si dijeran literalmente «ese arbolito está tapándome el sol,» no sólo no tendríamos arte, sino que tampoco tendríamos imaginación. Y es más, aceptaríamos que se trata sólo de un arbolito el perjuicio en nuestra vida, lo unificaríamos todo en una sola cosa, como si la verdad no resistiera alcances más gratos. Acomodaríamos todo en un arbolito y el muy preocupado y joven intendente resolvería imprevistamente cuidar de él mientras que opera con otros desarreglos que las canciones no pudieron percibir.
 
 Atento a estas inevitables noticias, inicio hoy este ciclo de Variaciones sobre el Indio Solari. En el centro mismo de su poética, entiendo, se posiciona un desapercibido vector cuyo objeto es la misma obra. Allí están todos los enmascarados del universo Solari, el todo en las partes, las partes en el todo, cada uno de ellos, sus personajes-buque-insignia en un mar de peces náufragos, inconsolables que -según el mismo Solari- son capaces de mis mayores miserias y de mis mayores virtudes. Todos los que son, en cada rostro de cada una de sus canciones, sus amantes.
 
 
Esa banda inconsolable de perros sin folleto,
brujas de alma sencilla, patéticos viajantes.
Pobres tontos, pobres diablos, lunáticos diamantes
prometidos de carne, lánguidos, impalpables
son mis amantes…
Llegan buenas nuevas de los escondidos,
de los convalescientes para los sonados.
Mi aliento ya no espera
(no hay fiera en mi colmillo)
pero devoro, herido
el espacio y el brillo
de mis amantes.
Alguna recaída
(un poco de hipo brusco)
para los fugitivos marcados a fuego
y alguno que otro hechizo
(todo muy sencillo)
si nada me conmueve
ni los tiroteos
de mis amantes…

 
 
 M.A
 

 

 

 

4 Responses to “Variaciones Solari 1: Líneas Liminares”

  1. AjV Says:

    Alegremente espero futuros lodos sobre la solarística.

    Me gustaron varias cosas del texto. Un poco bardero, eso sí: ¿no hay acaso muchas veces que lo que pasa por «querer entender» es en realidad juego con la indeterminación de referente, los sentidos posibles, etc? No creo que sea tan mal leído el Indio. Más que señalar que hay un vulgo que lee mal, me quedo con la taxonomía -lógica y no tipológica- que identifica -y alerta- el deduccionismo y el reduccionismo.

    Albricias por este blog (llegué gracias a Oliverio Coelho)

    • laperiodicarevisiondominical Says:

      Claro que sí, el juego con la indeterminación del referente es básico. Y de hecho, es motor de cualquier poética, no solamente de ésta. El «Querer Entender», en todo caso, en los términos que plantea el texto, es también un «tener voluntad de entender.» Y por ahí ando dándole vueltas a las cosas. Pero creo estoy adelantándome y vaticinando la próxima entrega de esta serie. Tenés razón en algo: no está tan mal leido. Quizás eso se malinterpretó.
      Bueno, gracias por lo que decís. Un abrazo ahí.

  2. Alex Says:

    Muy buenas reflexiones. Espero las próximas

    http://www.reosdelapropiedad.blogspot.com

  3. nina Says:

    la música de patricio y la poesía del indio son sin dudas el lugar común de los lucidos ,sean estos los ex pibes de barrio , hoy ya de treinta a cuarenta o los actuales profesores de literatura o profesionales de algun tipo o intelectuales. durante tiempo quise saber q decian las letras del indio , pero yo soy una piba de barrio , con poca educacion formal y mucha callejera . y ya a mis treinta y pico surge ante mi la comprensión de los símbolos .. percibo al sherif y al dios de occidente ambos prometen redimir al humano
    aristócrata de cotillon , dandy , lucifer, redondos , doors, poe etc etc simbolos palabras .. ah las palabras son simbolos ¡¡ eureka jjjj saludos muy bueno el blog ¡


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